La práctica y el entrenamiento en la meditación




Hacia una comprensión propia de la experiencia humana y nirvana para una buena vida 






Por Rodrigo Cáceres

El propósito de este artículo es principalmente práctico, pues intentaré orientar cómo se debe conducir la experiencia meditativa (tal como aconsejada por el Buda), qué expectativas tener y qué intención y actitud corporal/emocional ponerle a la práctica. También abordaremos (pero no en profundidad) ciertos aspectos del propósito de la práctica, tal cual era entendida por el Buda. Mi fuente de información para este escrito es en base a la lectura de "Después del budismo" de Stephen Batchelor, estudioso del budismo hace más de 40 años, y en base a mi experiencia personal de la práctica. Comencemos.

1. Relajación muscular (SOLTAR): Un aspecto fundamental en la práctica meditativa es la relajación muscular. La posición corporal recomendada es la clásica, espalda completamente recta, sin apoyo en ningún respaldo, y con las piernas entrecruzadas. Más allá de la posición corporal específica, lo que es más importante es que esta postura debe inspirar dignidad para con nosotros mismos, entendiendo la meditación como una oportunidad de honrar a nuestro cuerpo y nuestra mente. Por otra parte, la emoción principal que se quiere generar con la relajación muscular es la calma. ¿Por qué la calma?

En términos metafóricos, el estado habitual de nuestro ser podemos compararlo al de un mar tormentoso e inestable, desbordante de energía y movimiento (de pensamientos, emociones o recuerdos) que va y viene en una dinámica que escapa nuestro control. En contraste, el estado buscado en la meditación se compara al de un mar en completa calma y estabilidad, con una quietud y tranquilidad a la cual uno puede estar presente y contemplar, donde el más mínimo movimiento se puede percibir en su surgimiento y luego en su cese.

¿Cómo lograr la relajación muscular y la calma?

2. Respiración: Los ejercicios de respiración y de atención a la respiración son uno de los más populares en las diversas tradiciones budistas. La respiración profunda y calmada, después de unos minutos, es capaz de generar una profunda relajación en los músculos y en la mente, que es el estado que se busca alcanzar en la meditación. En términos de la experiencia misma de la relajación, la sensación que la caracteriza es de un soltar. La idea y la sensación de soltar se debe entender en oposición a la idea y la sensación de sujetar o de sostener. 

Un ejemplo para aclarar esto es el de nuestra postura corporal. Probablemente no estamos conscientes de esto, pero todo el tiempo en que nos mantenemos de pie, estamos sujetando o sosteniendo nuestro cuerpo de una manera, la cual da forma a nuestra postura corporal (sea ésta encorvada, recta, jorobada, etc.) así como también debemos sujetar (inconscientemente) nuestra mandíbula para mantener la boca cerrada, por ejemplo. Así, el sujetar nuestros músculos es nuestra manera habitual de existir y de habitar nuestros cuerpos. Esto es válido para todos los músculos que participan en nuestra postura erguida: los músculos de los pies, de las piernas, de los glúteos, del tórax, etc. Es decir, constituyen una dimensión importante/amplia de nuestra experiencia humana habitual.

Alcanzar la relajación muscular es un proceso que toma tiempo, y por ende, requiere de paciencia. Como nuestra manera habitual de ser implica sujetar nuestro sistema muscular, existen ciertos músculos o grupos de músculos a los que se sujeta con más fuerza, generando tensiones musculares que se vuelven completamente habituales y "normales" en nuestra forma de sujetar nuestros cuerpos.

Así, el soltar nuestros músculos es una experiencia inhabitual a la cual no estamos acostumbrados a realizar ni a sentir. Describir la experiencia del soltar los músculos escapa mis capacidades de expresión escrita, pero lo importante a saber es que con la práctica uno puede llegar a reconocer la sensación del soltar de los músculos y controlarla a voluntad propia.

3. Aceptar y experimentar el dolor: Mantener una postura completamente recta o bien intentar relajar músculos que están muy tensos va necesariamente a generar sensaciones no agradables, como dolor o incomodidad, por el simple hecho de no tener la costumbre de sujetar nuestra espalda de forma completamente recta (y por no tener la costumbre de ejercitar los músculos asociados) o por intentar relajar músculos muy habitualmente sujetados con fuerza. Estas sensaciones son normales, y es necesario aceptarlas y vivirlas para poder llevar a cabo la relajación muscular y el cultivo de la calma.

4. Paciencia: La paciencia es una actitud que necesariamente debe practicarse durante la meditación, por el simple hecho de que la impaciencia se asocia a sensaciones de inquietud y de agitación que son incompatibles con el objetivo de cultivar la emoción de la calma.

5. Atención a la propia atención (Meta-atención): La práctica de la meditación busca entrenar una capacidad humana que no es cultivada por casi ninguna de las tradiciones de Occidente. Esta capacidad es la meta-atención. La meta-atención (o atención a la atención) es una actitud de supervisión en la cual uno observa o está atento mientras nuestra atención se dirige a los contenidos de la conciencia.

Un ejemplo para clarificar esto tiene que ver con la experiencia de los pensamientos. Metafóricamente podemos comparar los pensamientos a trenes que van pasando por una gran estación, mientras nosotros estamos parados en el andén. En esta metáfora, nuestra reacción habitual frente a la aparición de los trenes es la de subirse (automáticamente) a ellos y seguirlos por sus distintos recorridos mientras ellos nos conducen a diferentes lugares. De la misma manera, cada vez que se nos aparece un pensamiento (un recuerdo, una imagen, un escenario imaginado) nuestra reacción habitual es la de estar cautivados por él, sumergirnos en él, examinarlo y seguir los pensamientos que emerjan de éste, que nos llevan a distintos lugares y a distintos escenarios en la mente y la imaginación. 

Así, la meta-atención es simplemente un darse cuenta de nuestras reacciones habituales. En este ejemplo particular, significa estar atentos y presentes en el momento en que los pensamientos aparecen y atentos a la tendencia de nuestra atención de aferrarse/sujetarse y sumergirse en los pensamientos. De esta manera, la meta-atención otorga una forma de autonomía sobre nuestras reacciones habituales y sobre nuestra experiencia en el momento en que ésta ocurre. De esta manera, podemos decidir de actuar en forma independiente de estas tendencias habituales de nuestra mente. Dicho de otra manera, la meta-atención permite dejar de estar presos de nuestras reacciones habituales (cualesquiera éstas sean), presos en la medida en que nuestros comportamientos estén determinado por estas tendencias habituales. Esto es válido con respecto a lo que nos ocurre en todas las dimensiones de nuestra experiencia de ser humanos. Y esta independencia de nuestra reactividad habitual es lo que el Buda llama nirvana.

Una conversación del Buda nos aclara este aspecto. Sivaka, uno de sus seguidores, le pregunta:

-"Usted habla de un nirvana claramente visible [...] ¿Cómo es el nirvana claramente visible, inmediato, inspirador, para ser experimentado personalmente por los sabios?
El Buda responde:
- Déjame preguntarte algo sobre esto. Responde como lo sientas apropiado. ¿Qué piensas: cuando hay codicia dentro de tí, sabes tú "hay codicia dentro de mí" y cuando no hay codicia dentro de tí, sabes tú "no hay codicia dentro de mí"?
- Sí, lo sé.
-Cuando el odio, el engaño y esas cualidades de la mente asociadas a la codicia, al odio y al engaño, cuando están dentro de ti, ¿sabes que están presentes? Y cuando no están dentro de tí, ¿sabes que están ausentes?
-Sí, lo sé.
-Es de esta manera que el nirvana es claramente visible, inmediato e inspirador, para ser experimentado personalmente por los sabios.

Es precisamente este saber cuando una experiencia (una emoción en este caso) está (o no está) dentro de nosotros en el preciso momento en el que está (o no está) en nosotros, esto es lo que otorga libertad para no reaccionar en las formas en que una emoción lo pre-determina (ya sea reaccionar con enojo, pena, alegría, miedo, etc.). Se trata de desarrollar una consciencia de los estados psicológicos y emocionales propios y no estar determinados por las formas en que nos conducen a reaccionar.

Puesto que la meta-atención es una capacidad, ella demanda necesariamente un entrenamiento. Y como todo entrenamiento, al principio esta práctica habitualmente causa sentimientos como la frustración y la impaciencia por no ser capaz de lograr supervisar nuestra propia atención; o bien reacciones habituales como sensaciones de aburrimiento, de inutilidad, entre otras. Esto es completamente normal, en la medida en que no estamos acostumbrados a cultivar este tipo de práctica. Lo que se sugiere cuando estos sentimientos surgen, es un llamado a ser amable consigo mismo, a no juzgarse o a tender a llamarse "incapaz" o "inútil", puesto que estas tendencias generan inquietud y agitación que interfieren con el objetivo de alcanzar calma mental.

6. Intención: Antes de iniciar una sesión de meditación es necesario poner una intención, es decir, comprometerse a realizar un ejercicio (o una serie de ejercicios) en particular. Esta intención puede tomar muchas formas, puede ser la intención de (i) estar atento a nuestra propia respiración; (ii) estar atentos a nuestra postura y mantener una postura recta; (iii) relajar algún músculo o un grupo de músculos en particular; (iv) estar atento a las sensaciones del cuerpo; (v) estar atento a la aparición de imágenes y pensamientos, etc.
Lo fundamental de estos ejercicios tiene que ver con familiarizarse con las maneras en que ocurren los contenidos de nuestra experiencia, para así desarrollar la meta-atención.

A modo de conclusión, quisiera destacar que todos los aspectos que he detallado son interdependientes, es decir, que necesario practicarlos de forma simultánea. Practicar la meditación sin paciencia no se puede lograr. Practicarla sin una intención previamente escogida puede dificultar nuestra concentración. Por otra parte, la meta-atención es necesaria puesto que tenemos que ser capaces de darnos cuenta cuando nuestra mente se distrae y se sumerge en los "trenes" del pensamiento. Y ser capaces de comprender cómo esto nos aleja de nuestra experiencia en este instante.

Comentarios

  1. Buen articulo, debo comentar que llego en un momento muy apropiado asi que me pone feliz, gracias =)

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  2. muchas gracias rodri, buen articulo, lo voy a poner en práctica

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