La pasión por uni-formar en la cultura occidental
por Rodrigo Cáceres
La pasión por uni-formar es una de las características centrales de la cultura Occidental, que ha sido llamada por el académico Walter Mignolo "el lado oscuro de la modernidad". Podemos entender la pasión por uni-formar como la narrativa principal de Occidente, la cual ha sido históricamente una narrativa de conversión: es un esquema en el cual Occidente se ha impuesto un deber de salvar y convertir al Otro, es decir, convertir a todo aquel y aquella que guarde alguna diferencia con respecto al ideal occidental: el hombre blanco de origen europeo, racional, monógamo, masculino y monoteísta.
De este modo, todo aquel que se ha alejado de este ideal por su forma de ser diferente, se ha percibido históricamente como en situación de carencia, de inferioridad, de retraso o de víctima, y de esta manera Occidente se ha impuesto un deber de sacarlo de su condición imaginada de "primitivo", "subdesarrollado", "salvaje", "indio", "incivilizado" o "aborigen", un deber de liberarlo de la irracionalidad, la anarquía y la superstición. Como podemos notar, todas las connotaciones negativas que poseen estos conceptos han sido construidas culturalmente por Occidente precisamente para enfatizar la inmoralidad, lo maligno de ser diferente al ideal Occidental.
Por el contrario, Occidente vendría a difundir la "modernidad", la "objetividad", el "progreso", la "racionalidad", el "crecimiento y el desarrollo" y la "Ciencia y la Tecnología". Las connotaciones muy positivas de estos otros conceptos también han sido construidas culturalmente por Occidente para esconder su aspecto colonial y para situar el imperialismo o expansión global de Occidente como algo deseable y positivo.
Este esquema de salvación y conversión se funda en un aspecto básico basado en el valor: una convicción de que las prácticas occidentales (religión, filosofía, ciencia, tecnología) son mejores, superiores y más admirables que las de todas las demás culturas, convicción que se justifica ya sea por un supuesto acceso privilegiado a la realidad objetiva o bien por un supuesto acercamiento a lo divino o lo eterno. No obstante, en el fondo se trata simplemente de una cuestión de preferencias, y por ende, de valoración.
A partir de esta asumida situación de superioridad, las teorías sobre la moralidad en Occidente han otorgado una autoridad y poder supremos a las instituciones occidentales (Imperios, Estados, Dios), en las cuales toda diferencia radical se ha vuelto ilegítima puesto que el Otro se imagina siempre en un estado de carencia: quien es diferente carece de "desarrollo", de "progreso", de "Estado", de "Dios", etc.
Así se instaura un modo de relación a quienes son distintos que Humberto Maturana describe como una "pasión por cambiar al Otro", es decir, una obligación moral de convertir al Otro al modo de ser, pensar y hacer occidental. Teresa San Ramón denomina este patrón cultural como alterofobia (que literalmente significa aversión o rechazo a la diferencia).
En suma, la pasión por convertir o uni-formar es un patrón cultural de relación hacia quienes son diferentes, en que Occidente se auto-otorga el deber de convertir al Otro al modo de ser y hacer occidental, bajo el supuesto implícito de que el modo de ser y hacer occidental es más válido, mejor o más real que los demás modos de ser y hacer.
Este patrón de percepción de las diferencias implica obviamente una negación total del Otro, declarar que su forma de existir es inválida y querer destruir su forma de ser diferente. Las consecuencias ya las conocemos: etnocidio, racismo, imperialismo, colonialismo y la expansión global del capitalismo. Desde la perspectiva de los rechazados, perseguidos y asesinados, podemos interpretar a Gilles Deleuze cuando afirma que "si estás atrapado en el sueño del Otro, estás jodido". En otras palabras, si estás incorporado en la fantasía de "progreso", "modernización" y "globalización" del Otro occidental, éste necesariamente va a destruir tus costumbres y tus modos de vida para integrarte a su odisea de la tecnología y del desarrollo.
En suma, la pasión por convertir o uni-formar es un patrón cultural de relación hacia quienes son diferentes, en que Occidente se auto-otorga el deber de convertir al Otro al modo de ser y hacer occidental, bajo el supuesto implícito de que el modo de ser y hacer occidental es más válido, mejor o más real que los demás modos de ser y hacer.
Este patrón de percepción de las diferencias implica obviamente una negación total del Otro, declarar que su forma de existir es inválida y querer destruir su forma de ser diferente. Las consecuencias ya las conocemos: etnocidio, racismo, imperialismo, colonialismo y la expansión global del capitalismo. Desde la perspectiva de los rechazados, perseguidos y asesinados, podemos interpretar a Gilles Deleuze cuando afirma que "si estás atrapado en el sueño del Otro, estás jodido". En otras palabras, si estás incorporado en la fantasía de "progreso", "modernización" y "globalización" del Otro occidental, éste necesariamente va a destruir tus costumbres y tus modos de vida para integrarte a su odisea de la tecnología y del desarrollo.
Arturo Escobar (2014) resume este patrón colonial de la cultura Occidental al describirlo como "un mundo uni-mundial, un mundo hecho de una sola Palabra, que se ha otorgado el derecho a ser El único mundo posible".
Referencias
Cáceres R. (2019). The conviction of an independent reality: Authority and coloniality of Western Culture. Enlace
Escobar, A. (2014). Sentipensar con la tierra. Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. Medellín: Ediciones UNAULA.
Mignolo, W. (2011). The darker side of western modernity: Global futures, decolonial options. Duke University Press.
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