Sobre hechos y valores: Entrevista con Robert M. Ellis

por Rodrigo Cáceres Riquelme

En esta ocasión tuve el placer de entrevistar a Robert M. Ellis, fundador de la Middle Way Society (Sociedad del Camino Medio), doctor en filosofía y autor de una gran cantidad de libros sobre budismo, ética y el Camino Medio.

Me ha interesado mucho su idea de que en nuestra cultura se ha construido una separación o abismo entre los "hechos" y los "valores". ¿Podría explicarnos de qué se trata? ¿De dónde viene este dualismo?

Robert: Pues se ha creado una distinción innecesaria entre hechos y valores, y se ha tratado como algo necesario, lo que ha generado muchos efectos negativos. Tal vez sea un "abismo" en el sentido de que la gente piensa que es más grande de lo que parece! La distinción se remonta a David Hume en el siglo XVIII, quien aseguraba que los valores eran solo una cuestión de "sentimiento", algo que las afirmaciones fácticas no incluían. Entonces, por ejemplo, si tú reconoces que tu perro tiene hambre, ese es un "hecho" que se supone que está completamente separado del "valor" de tu sentimiento de responsabilidad de alimentar al perro.

Gran parte de la filosofía y la ciencia continúan asumiendo esa distinción, y a menudo parece inculcarse como parte de la educación científica de un modo que no es lo suficientemente reflexivo. Hasta cierto punto, al aprender el método científico, o al desarrollarlo en las primeras etapas, puede haber resultado útil enfocarse en los objetos de observación de un modo disciplinada, tratando de evitar la interferencia de otros supuestos personales. Sin embargo, nos engañamos a nosotros mismos si alguna vez pensamos que hemos logrado eliminar nuestros "valores" de nuestras creencias fácticas.

El efecto de la distinción hecho-valor es que a menudo somos ciegos a la forma en que los valores están dando forma a nuestra perspectiva. Para los humanos, todo a lo que prestamos atención y todas las maneras en que describimos las cosas está formateada por valores tanto individuales como sociales. El problema con la distinción también funciona a la inversa, ya que no se pueden describir valores sin suponer hechos.

¿Cómo puede el Camino Medio resolver o replantear esta aparente separación dicotómica?

Robert: El camino medio es la práctica de reconocer nuestros supuestos absolutos, ya sean positivos o negativos, y darles un contexto más amplio en el cual los podamos reformular. En términos de la distinción hecho-valor, eso significa reconocer que, en términos de la experiencia humana, tanto los hechos como los valores consisten en juicios. Si esos juicios se mantienen en un momento particular, se convierten en creencias. El Camino Medio implica que todos nuestros juicios se vuelven provisionales e incrementales. La provisionalidad implicaría estar dispuestos a cambiar nuestras categorizaciones a la luz de nuevas experiencias, y la incrementalidad implicaría comprenderlas en términos de matices o grados.

Así, podríamos pensar en una creencia particular a la que llegamos, "el perro tiene hambre", como relativamente fáctica, pero no totalmente. Solo me habría dado cuenta de que el perro tiene hambre si en primer lugar hubiera sentido cierta preocupación (es decir, un valor) sobre la situación. También estaría dispuesto a cambiar esa evaluación, por ejemplo, si el perro comenzara a comportarse de manera diferente, o si me diera cuenta de que había estado haciendo supuestos erróneos sobre mi interpretación del comportamiento del perro. "Debería alimentar al perro" es una declaración bastante moral, pero una que también está envuelta en suposiciones culturales sobre nuestra relación con las mascotas, la experiencia individual, estados psicológicos, etc., todo lo cual aparentemente es "fáctico".

Entonces, no es solo una cuestión de "sentimiento", como lo expresó Hume. El valor depende principalmente de mis metas y sentimientos, pero mi juicio sobre ello debe ser una cuestión de grado (tal vez solo soy responsable hasta cierto punto) y estar sujeto a cambios a partir de nueva información, por ejemplo, si un amigo me convence que mis suposiciones sobre la responsabilidad en la tenencia de mascotas eran incorrectas. Por lo tanto, no superamos la distinción de valor-hecho simplemente negándola. Se requiere un enfoque práctico para cambiar nuestras formas habituales de pensar acerca de la distinción. No es que simplemente nieguen nuestra experiencia de encontrar útil clasificar las afirmaciones como "hechos" o "valores", sino que las ubican en un contexto más amplio.

Desde mi experiencia al haber estudiado economía neoclásica en la universidad, me enseñaron una distinción entre los aspectos 'positivos' y 'normativos' de la economía, donde el primero se refiere al aspecto puramente descriptivo de la economía y el segundo a la forma en que los actores sociales evalúan modos específicos de distribución del ingreso. Este aspecto normativo era retratado como el lado "subjetivo" que consistía en temas de justicia económica, donde no se podía llegar a un consenso "objetivo" real. ¿Cómo ve esto en relación con la distinción hecho-valor?

Robert: Creo que es más útil entender la objetividad de forma personal e incremental. Podemos llegar a ser más objetivos, ya sea individualmente o en grupo, al tener más la costumbre de tomar más condiciones en cuenta (y evitando el pensamiento absoluto que nos impide hacerlo), pero eso es una cuestión de grado, no un dualismo entre ser totalmente objetivo o totalmente 'subjetivo'. Yo he dejado de utilizar el término "subjetivo", pues me parece completamente inútil. Todos nuestros juicios son "subjetivos", en el sentido de que pasan por nuestra experiencia individual con sus limitaciones, por lo que el término "subjetivo" no distingue nada.

En cuanto a la idea de que la justicia en economía es "subjetiva", esto no tiene sentido. Puedes emitir juicios sobre la justicia que sean más o menos justificados, dependiendo de cuántas condiciones tengas en cuenta. La justicia no es el único valor que aplicamos a nuestros juicios: la lealtad, la autoridad, la pureza, la libertad y el cuidado también son importantes para nosotros como seres humanos (utilizando el útil análisis de Jonathan Haidt de los valores sociales fundamentales). 

Por lo tanto, desarrollar un juicio incrementalmente objetivo sobre la justicia implica equilibrar esos valores diferentes de un modo que aborde las condiciones de la situación hasta donde sea posible en esas circunstancias. No es una tarea fácil, pero la complejidad de incorporar juicios de valor cada vez más objetivos sería una de los propósitos de la economía, si se dedicara a su tarea de manera responsable en lugar de basarse en dogmas.

En términos más generales, su enfoque parece querer rescatar la idea de que existe una "objetividad moral". ¿Podría explicarnos la idea detrás de esta noción?

Robert: mi tesis de doctorado, escrita hace casi veinte años, se refería al tema de la objetividad moral, aunque no es algo que destaque tanto en estos días. Es una forma de pensar el Camino Medio, pero no la única. Como he sugerido anteriormente, si vemos la objetividad como una cualidad personal e incremental, se convierte en algo que podemos justificar en base a la experiencia en lugar de hacer afirmaciones absolutas o dogmáticas. La objetividad moral no es distinta de la objetividad científica, estética o de cualquier otro tipo, excepto en cuanto al contexto en el que se aplica. Dondequiera que uno esté cultivando la objetividad, uno comienza identificando supuestos absolutos para evitar, ya sean positivos o negativos (el Camino Medio), y luego uno está en una mejor posición para evaluar tanto la evidencia disponible como tu respuesta frente a ella. Si esas suposiciones absolutas son morales (por ejemplo, que siempre debemos actuar de acuerdo con la voluntad de Dios) o fácticas (por ejemplo, que las personas siempre están motivadas por el interés propio), no hace diferencia alguna en este enfoque. Un enfoque más objetivo siguiendo el Camino Medio no es necesariamente "verdadero" o "correcto" (cualquier sea el criterio por el cual uno intente juzgar eso), solo en una zona general donde todas las opciones son mejores que las que están fuera de esa zona. Nos volvemos más objetivos principalmente teniendo totalmente en cuenta nuestras limitaciones.

Me parece que las prácticas e instituciones culturales están fuertemente moldeadas por las teorías filosóficas, especialmente cuando ciertos conceptos filosóficos se incorporan al lenguaje común (por ejemplo, esencia, ideal, excelencia, objetividad, etc.). ¿Considera que este peso histórico de la filosofía es un obstáculo para el desarrollo del pensamiento del Camino Medio? ¿En qué aspectos?

Robert: Algunos aspectos de las teorías filosóficas están formados por esos supuestos absolutos, y estoy de acuerdo en que eso crea un gran obstáculo para el pensamiento del Camino Medio. Sin embargo, las tradiciones filosóficas, como otras tradiciones (religiosas, científicas, artísticas) son complejas y también ofrecen ideas que pueden ayudarnos. Hume, a quien mencioné anteriormente, es un buen ejemplo de esto. Por un lado, nos dejó la distinción valor-hecho, que ahora se está interpretando de maneras que a menudo son dogmáticas (y haciendo que la ética analítica sea bastante inútil para su supuesta tarea de guiar el juicio moral). Por otro lado, sin embargo, fue el pionero de la idea de que la metafísica debería evitarse debido a su inadecuada relación con la experiencia, y de la idea de que el peso incremental de la evidencia debería ser la base de nuestro juicio (por ejemplo, concluyendo que es más probable que las historias de milagros sean incorrectas que correctas, aunque sea posible que sean correctas).

Yo reconozco elementos útiles e inútiles en casi todas las tradiciones, aunque, por supuesto, las proporciones varían, y algunas tradiciones son más útiles que otras. Es por eso que me gusta poner mucho peso en la responsabilidad interpretativa en el modo en que abordamos cualquier tradición, en lugar de asumir que 'esencialmente' significa esto o aquello (por ejemplo, que el cristianismo siempre significa 'creer' en la 'existencia' de Dios). Sin embargo, es innegable que algunas tradiciones tienen un gran peso de absolutismo que es difícil de evitar.

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