Psicodélicos: ¿Herramientas de Transformación Social o Vectores de Transmisión Cultural?


por David Dupuis, PhD, Antropólogo.

Recientemente, un cofundador del movimiento ambiental Extinction Rebellion hizo un llamado público a una “desobediencia psicodélica masiva”. Durante la conferencia Breaking Convention 2019, que reunió a especialistas internacionales en sustancias psicodélicas en Londres, Gail Bradbrook, PhD, dijo:

“Yo apoyaría una desobediencia civil masiva donde tomemos medicina (psicodélicos) para decirle al Estado que no tienen absolutamente ningún derecho a controlar nuestra conciencia y definir nuestra práctica espiritual (…) Las causas de la crisis son políticas, económicas, legales y problemas sistémicos culturales, pero por debajo están los problemas del trauma humano, la impotencia, la escasez y la separación. El sistema reside dentro de nosotros y las medicinas psicodélicas son oportunidades para ayudarnos a cambiar nuestra conciencia”.[1]

Los comentarios del activista ambiental hacen eco de interpretaciones recientes de los datos sobre psicodélicos, que sugieren que estas sustancias (LSD, pero también plantas como las que se encuentran en la ayahuasca, especies de cactus que contienen mescalina, iboga o varias especies de hongos psilocybe) pueden alentar a los usuarios a ser más conscientes del medioambiente. Las encuestas de la población general sugieren que las experiencias con las drogas psicodélicas podrían cambiar las opiniones políticas de las personas y sus actitudes hacia la naturaleza.[2] En un ensayo clínico reciente de psilocibina [3], los participantes obtuvieron puntuaciones más altas en los cuestionarios que miden la "relación con la naturaleza" y más bajas en opiniones autoritarias después del tratamiento, con efectos que persisten hasta por un año.

Un número creciente de estudios científicos sugiere que estas sustancias pueden usarse para reforzar comportamientos proambientales y la "biofilia"[4]. Este término, propuesto por el biólogo Edward Osborne Wilson, PhD, se refiere a la inclinación de las personas a buscar relaciones con otros seres vivos. Si bien las personas no necesitan psicodélicos para entrar en contacto con la naturaleza, los usuarios suelen describir la sensación de interconexión con la naturaleza como un aspecto importante de la experiencia psicodélica. Recordando las afirmaciones de la contracultura de los sesenta, los psicodélicos vuelven a ser vistos como herramientas para transformar las opiniones políticas, lo que, según creen algunos, nos permitiría afrontar los retos de nuestro tiempo, especialmente la crisis ecológica.

Por muy atractivas que parezcan en un mundo que enfrenta un nacionalismo creciente y nuestra incapacidad colectiva para abordar la crisis ecológica, las afirmaciones de que los psicodélicos pueden “sanar al mundo” [5] deben ser recibidas con un escepticismo extremo. En primer lugar, incluso si los activistas psicodélicos han estado afirmando desde los años sesenta que un uso psicodélico más amplio conducirá a una sociedad más progresista, hay demasiados contraejemplos para que eso sea creíble [6]. Para tomar un ejemplo notorio, el uso masivo de LSD por parte del culto organizado en torno a Charles Manson no les impidió desarrollar una ideología racista y cometer asesinatos violentos a finales de los sesenta para iniciar una “guerra racial”.

En segundo lugar, no debemos esperar que un uso psicodélico más amplio haga que las personas sean más conscientes del medio ambiente automáticamente. Como he observado durante las investigaciones etnográficas en la Amazonía peruana durante los últimos diez años, el uso regular de ayahuasca de ninguna manera impide que algunos chamanes-empresarios indígenas exploten los territorios naturales que ocupan para beneficiar sus actividades económicas. El desarrollo del turismo chamánico implicó el fomento del sobreturismo en la región amazónica, y las actividades de los centros de recepción para clientes internacionales a menudo han llevado a la destrucción o sobreexplotación de hábitats naturales. Y mientras los “turistas de lo chamánico” afirman haber desarrollado una relación diferente con la naturaleza gracias a la participación en ritos psicodélicos, mis observaciones cuentan una historia diferente. A la larga, su participación solo tiene un impacto muy débil en sus hábitos de consumo o en los modos de producción en los que están involucrados, que a veces directa, y siempre indirectamente, contribuyen a la destrucción de los recursos naturales. Por ejemplo, muchos de ellos continúan viajando regularmente en avión para participar en los rituales psicodélicos que brindan los centros chamánicos de la Amazonía peruana. Estas observaciones muestran que, si bien los psicodélicos pueden dar lugar a experiencias de sentirse más conectados con la naturaleza, es más probable que estas experiencias afecten la conexión autoinformada de las personas con la naturaleza en lugar de conducir a un cambio sustancial de comportamiento proambiental.

Estos ejemplos destacan el hecho de que, aunque la causa de la legalización de los psicodélicos ha progresado recientemente junto con el interés científico y popular en sus propiedades terapéuticas, este "renacimiento psicodélico" todavía se está produciendo en una economía de mercado. Este punto puede reforzarse aún más considerando cómo, en contraste con los hippies de los sesenta que usaban psicodélicos con fines revolucionarios, los ejecutivos de Silicon Valley ahora usan psicodélicos en microdosis en un intento de aumentar su rendimiento, creatividad y productividad en un contexto de fuerte competencia profesional. [7]

Sin duda, esta mercantilización de sustancias psicodélicas ha sido denunciada por algunas figuras destacadas del movimiento psicodélico, [8] pero hay una lección más amplia que extraer aquí. En lugar de ser herramientas poderosas para la transformación social, los psicodélicos aparecen como amplificadores no específicos y relativamente neutrales de los factores culturales existentes. Estas observaciones sugieren que los efectos de los psicodélicos en la relación con la naturaleza pueden interpretarse como un reflejo de los valores previos de los participantes del estudio (a menudo estudiantes universitarios euroamericanos). En esta perspectiva, el supuesto impacto de los psicodélicos en nuestra relación con la naturaleza puede ser producto de un sesgo de selección, evocando el conocido sesgo sistémico en la realización de estudios de psicología con participantes de países “WEIRD” (occidentales, educados, industrializados, ricos y democráticos, sigla en inglés). [9] Los estudiantes universitarios euroamericanos, que constituyen la mayor parte de los participantes en estos estudios, son de hecho conocidos por tener un sesgo proambiental cuando se trata de opiniones autoinformadas. Lejos de ser una panacea universal capaz de “curar el mundo”, los psicodélicos pueden reflejar o amplificar los valores dominantes de las personas que los usan.

Esta interpretación es congruente con los estudios antropológicos comparativos que muestran que, si bien algunas características de las experiencias inducidas por psicodélicos son similares entre culturas (por ejemplo, alucinaciones visuales geométricas), otras varían ampliamente. El sentimiento subjetivo, el significado o el contenido de las alucinaciones inducidas por psicodélicos son, de hecho, más a menudo consistentes con expectativas culturales específicas. [10,11] Los antropólogos que observan estas similitudes dentro de la misma cultura han defendido, en consecuencia, un enfoque culturalista de las experiencias psicodélicas. Claude Lévi-Strauss, [12] por ejemplo, propuso considerar los alucinógenos como “detonantes y amplificadores de un discurso latente que cada cultura tiene en reserva y para el cual las drogas pueden permitir o facilitar la elaboración”.

Pero, ¿Cómo es que la cultura da forma al contenido alucinatorio? Algunos antropólogos sugieren centrarse en los mitos y la cosmología, los sistemas de parentesco, la iconografía o el ritual para dar sentido a cómo la cultura determina los cambios no ordinarios en la percepción. Recientemente propuse un modelo llamado “socialización de las alucinaciones”, [13] que intenta dar cuenta de la forma en que los intercambios verbales y las interacciones sociales dan forma a la experiencia psicodélica al dirigir la atención, las expectativas y la percepción. Sin embargo, esta cuestión está lejos de resolverse y queda mucho por hacer para arrojar luz sobre los factores extra-farmacológicos de la experiencia psicodélica [14,15].

LA PSICODÉLICA COMO HERRAMIENTA DE TRANSMISIÓN CULTURAL: TEMAS ÉTICOS Y DESAFÍOS POLÍTICOS EN EL CONTEXTO DEL “RENACIMIENTO PSICODÉLICO”

Además de producir experiencias que están fuertemente influenciadas por la cultura, las sustancias psicodélicas tienen otra propiedad notable: muchos observadores han notado que la experiencia psicodélica está frecuentemente marcada por una sensación sorprendente de obtener conocimiento sin mediación.[16] La experiencia generalmente se recibe y se cree como una revelación, sin la necesidad sentida de validación o evidencia externa.[17] En la medida en que los psicodélicos producen experiencias cuyo contenido está fuertemente influenciado por la cultura, el uso de psicodélicos puede llevar a uno a sentir fuertemente que las afirmaciones metafísicas predominantes en la propia cultura son verdaderas. Afirmo que estas dos propiedades hacen que las sustancias alucinógenas sean poderosos vectores potenciales de transmisión cultural.

Estas observaciones pueden ofrecer una explicación (parcial) del estado de alta sugestión en el que las sustancias alucinógenas colocan a las personas, que durante mucho tiempo se ha señalado como uno de los rasgos característicos de la experiencia psicodélica [18,19]. Si la eficacia terapéutica se basa en la sugestión, esta plantea preocupaciones éticas sobre el tipo de influencia que los terapeutas, chamanes y otros facilitadores están teniendo sobre sus clientes, incluso cuando la terapia va bien.[20] En un artículo escrito recientemente con algunos colegas del Centro de Investigación Psicodélica del Imperial College, argumentamos que estas características de las experiencias psicodélicas pueden actuar como un “arma de doble filo”.[17] Si bien puede generar beneficios terapéuticos, la capacidad de los psicodélicos para inducir sentimientos de reverencia y revelación puede conducir a efectos problemáticos en ausencia de pautas éticas que regulen su uso.

La falta de pautas éticas claras en las sociedades euroamericanas para el uso de psicodélicos, en contraste con las sociedades indígenas en las que estos usos están frecuentemente enmarcados por normas tradicionales, parece explicar en parte por qué algunos psicodélicos han sido revividos en la investigación, pero recientemente prohibidos en algunos países. En Francia, por ejemplo, la reciente prohibición de la ayahuasca fue motivada por serias preocupaciones gubernamentales sobre el posible uso del brebaje psicodélico por los llamados grupos de "culto" con el propósito de manipulación psicológica y "lavado de cerebro" [21]. Si bien se puede debatir la validez de estas preocupaciones, la capacidad de los psicodélicos para aumentar la supuesta veracidad de las proposiciones culturales y la reverencia por los poseedores de esas proposiciones plantea serias implicaciones éticas que deben ser consideradas cuidadosamente. Por lo tanto, es necesario comprender mejor cómo el contexto influye en la experiencia alucinógena para identificar y minimizar los riesgos específicos de estas sustancias y, en última instancia, aumentar los posibles efectos positivos [14].

EXPLORANDO LAS SINGULARIDADES DE LAS SUSTANCIAS ALUCINOGÉNICAS: HACIA LAS TECNOLOGÍAS PSICODÉLICAS

Sin negar el hecho de que los psicodélicos tienen sus propios efectos debido a sus propiedades neurofarmacológicas, la experiencia psicodélica permanece fuertemente moldeada por las normas y valores de los grupos sociales de quienes los usan. En lugar de optar por un enfoque seductor pero angelical, ver a los psicodélicos como sustancias capaces de "sanar el mundo", o un enfoque represivo basado en el miedo a que estas sustancias se conviertan en herramientas para el "lavado de cerebro", debemos reconocer qué hace que estas sustancias sean únicas entre la gran familia de los psicotrópicos: su gran sensibilidad a los factores extra-farmarcológicos.

Esta atención a las propiedades singulares de los psicodélicos nos lleva a pensar en la experiencia psicodélica como siempre atrapada en una dimensión cultural y social, y abre la perspectiva para descubrir las “tecnologías psicodélicas”. Llamo “tecnologías psicodélicas” a los dispositivos sociales singulares compuestos de elementos materiales, discursivos e interactivos, que tienen la propiedad, ya sea que estén diseñados conscientemente para este propósito o no, de moldear la experiencia del usuario. Desde el desarrollo del interés de las sociedades occidentales por los psicodélicos durante el siglo XX, han surgido múltiples tecnologías psicodélicas, particularmente en los Estados Unidos. [22] Las instituciones y los individuos han desarrollado dispositivos específicos para el uso de psicodélicos con fines psiquiátricos, militares, psicoterapéuticos, espirituales o políticos, sino también para desarrollar la creatividad artística o la innovación técnica. Para cada uno de estos usos, se inventaron dispositivos técnicos específicos que implican el uso de psicodélicos (es decir, tecnologías psicodélicas) con el fin de controlar y dirigir los efectos de estas sustancias con el fin de servir a un propósito social específico.

Los dispositivos psiquiátricos desarrollados por Humphrey Osmond para tratar pacientes con trastorno por consumo de alcohol, [23] los experimentos de Oscar Janiger con los artistas de Los Ángeles [24] o los liderados por la CIA en el marco del proyecto Mk-Ultra [25] ofrecen así el ejemplo de tres tipos de diferentes tecnologías psicodélicas que se desarrollaron en América del Norte en la década de 1950 en torno a la misma sustancia: LSD.

Los investigadores clínicos ahora están trabajando para desarrollar tecnologías psicodélicas para el tratamiento de los trastornos de salud mental. La gran atención a la importancia de los factores extra-farmacológicos en la experiencia psicodélica distingue la reciente ola de investigación clínica sobre estas sustancias de la de la década de 1950. [15] A medida que las restricciones legales en torno a estas sustancias ahora se están relajando lentamente en los países que componen el Norte Global, este puede ser el comienzo del surgimiento de múltiples tecnologías psicodélicas. Trabajos recientes sugieren, por ejemplo, que los psicodélicos podrían usarse en procesos de paz en el contexto de conflictos sociopolíticos o militares [26].

Esto abre la perspectiva de una exploración sistemática del factor extra-farmacológico en la experiencia psicodélica, cuya disposición constituye “tecnologías psicodélicas”. Esto podría permitirnos comprender mejor qué factor específico transforma un cierto aspecto de la experiencia psicodélica y, por lo tanto, influye en la experiencia del usuario y su visión del mundo posterior. Esta mejor comprensión de la dinámica de la experiencia psicodélica podría conducir al desarrollo de tecnologías psicodélicas más precisas y efectivas.

Estas próximas tecnologías psicodélicas pueden poner estas sustancias al servicio de prácticas artísticas, por ejemplo, pero también de usos más cuestionables desde el punto de vista ético, como fines comerciales, políticos o militares. En vista de las notables propiedades de los psicodélicos que he esbozado aquí, la comunidad científica, así como la comunidad de usuarios de psicodélicos, deben estar atentos a los usos emergentes de los psicodélicos y sus implicaciones éticas en un futuro próximo.

Notas 

[1] Wong S. Extinction Rebellion founder calls for mass psychedelic disobedience. New Scientist. Available at: https://www.newscientist.com/article/2213787-extinction-rebellion-founder-calls-for-mass-psychedelic-disobedience/

[2] Nour MM, Evans L, Carhart-Harris RL. Psychedelics, personality and political perspectives. Journal of Psychoactive Drugs. 2017;49(3):182‑91.

[3] Lyons T, Carhart-Harris RL. Increased nature relatedness and decreased authoritarian political views after psilocybin for treatment-resistant depression. Journal of Psychopharmacology. 2018;32(7):811‑9.

[4] Kettner H, Gandy S, Haijen EC, Carhart-Harris RL. From egoism to ecoism: Psychedelics increase nature relatedness in a state-mediated and context-dependent manner. International Journal of Environmental Research and Public Health. 2019;16(24):5147.

[5] Gunther M. Could Psychedelics Heal the World? Medium. 2020. Available at: https://elemental.medium.com/can-psychedelics-heal-the-world-4ea4d5339a89

[6] Lucy In The Sky With Nazis: Psychedelics and the Right Wing [Internet]. Available at: https://www.psymposia.com/magazine/lucy-in-the-sky-with-nazis-psychedelics-and-the-right-wing/

[7] Polito V, Stevenson RJ. A systematic study of microdosing psychedelics. PloS one. 2019;14(2):e0211023.

[8] Cooperation over Competition! Statement on Open Science for Psychedelic Medicines and Practices [Internet]. Chacruna. 2018 [cité 3 mai 2021]. Disponible sur: https://chacruna.net/cooperation-over-competition-statement-on-open-science-for-psychedelic-medicines-and-practices/

[9] Henrich J, Heine SJ, Norenzayan A. The weirdest people in the world? Behavioral and brain sciences. 2010;33(2‑3):61‑83.

[10] Furst PT. Hallucinogens and Culture. Apparent First edition. San Francisco: Chandler & Sharp Pub; 1976. 194 p.

[11] Dobkin de Rios M. Hallucinogens : Cross-Cultural Perspectives. University of New Mexico Press. Albuquerque; 1984.

[12] Lévi-Strauss C. Les Champignons dans la culture: A propos d’un livre de MR-G. Wasson. L’homme. 1970;5‑16.

[13] Dupuis D. The socialization of hallucinations Cultural priors, social interactions and contextual factors in the use of psychedelics. Transcultural Psychiatry. 2020;

[14] Hartogsohn I. Set and setting, psychedelics and the placebo response: An extra-pharmacological perspective on psychopharmacology. Journal of Psychopharmacology. 2016;30(12):1259‑67.

[15] Carhart-Harris RL, Roseman L, Haijen E, Erritzoe D, Watts R, Branchi I, et al. Psychedelics and the essential importance of context. Journal of Psychopharmacology. 2018;32(7):725‑31.

[16] Pahnke WN, Richards WA. Implications of LSD and experimental mysticism. Journal of Psychedelic Drugs. 1970;3(1):92‑108.

[17] Timmermann C, Watts R, Dupuis D. Towards psychedelic apprenticeship: Developing a gentle touch for the mediation and validation of psychedelic-induced insights and revelations. 2020;

[18] Leary T. Drugs, Set & Suggestibility. Paper presented at the annual meeting of the American Psychological Association, 6 September 1961. 1961.

[19] Carhart-Harris RL, Kaelen M, Whalley MG, Bolstridge M, Feilding A, Nutt DJ. LSD enhances suggestibility in healthy volunteers. Psychopharmacology. 2015;232(4):785‑94.

[20] Johnson MW. Consciousness, Religion, and Gurus: Pitfalls of Psychedelic Medicine. ACS Pharmacology & Translational Science. 2020.

[21] Miviludes. Rapport au Premier Ministre. Paris; 2005. (La documentation française).

[22] Hartogsohn I. American Trip: Set, Setting, and the Psychedelic Experience in the Twentieth Century. MIT Press; 2020.

[23] Hoffer A, Osmond H. The hallucinogens; Elsevier. 2013.

[24] Janiger O. The use of hallucinogenic agents in psychiatry. California Clinician. 1959;55(7):222‑4.

[25] Lee MA, Shlain B. Acid dreams: The complete social history of LSD: The CIA, the sixties, and beyond. Grove Press; 1992.

[26] Roseman L, Ron Y, Saca A, Ginsberg N, Luan L, Karkabi N, et al. Relational Processes in Ayahuasca Groups of Palestinians and Israelis. Frontiers in Pharmacology. 2021;12:300.

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