Cinco trampas de la espiritualidad
por Rodrigo Cáceres
Para todas y todos quienes nos hemos visto atraídos por las dimensiones de lo 'espiritual', ya sea desde los caminos meditativos, psicodélicos, chamánicos, astrológicos, yóguicos, etc. quizá sea bueno comenzar el año con un balance de algunas 'banderitas rojas', trampas y peligros a evitar cuando nos acercamos a estos rumbos espirituales, así como a las personas que los encarnan y los custodian.
1. Lo espiritual como fuente de superioridad: Resulta bastante fácil caer en la convicción de que uno ya se encuentra avanzado en el camino espiritual, o bien que está más 'despierto' o 'iluminado' que el resto de las personas, y por ende mirar hacia abajo a los demás o pensar en ellos como 'ilusos', 'esclavos', 'el rebaño' y con etiquetas de ese estilo. En general esto se sustenta en versiones individualistas de la espiritualidad (que son la norma) y que ignoran los condicionantes sociales que influyen en el acceso a estos espacios y técnicas espirituales.
El punto es que todos hemos tenido que pasar en algún momento por fases de conformidad y obediencia a normas, ya sea las de nuestros padres o cuidadores, las del sistema educativo, la cultura, las leyes, etc., y que, por otro lado, el acceso a espacios de tipo espiritual así como a herramientas de cuestionamiento crítico no es un fenómeno que se encuentre ajeno a ciertas dimensiones socioculturales, como la clase social, la pobreza, la comuna en que se habita, etc.
Por mucho que lo espiritual parezca desconectado de estas dimensiones sociomateriales, con mucha probabilidad tienden a ser los sectores más acomodados de la sociedad los que tienen el dinero y los medios para acceder a libros, cursos, talleres, retiros, que podríamos tildar de 'espirituales'. Pregúntate: ¿de qué sector socioeconómico parecen ser aquellos que publican contenidos y actividades de tipo espiritual?
En definitiva, se trata simplemente de reconocer una dimensión de clase en la realización del fenómeno 'espiritual', y que en algún grado el acceso a este 'despertar' está condicionado e influenciado por factores socioeconómicos y materiales. Seguramente para aquellas comunidades, comunas, barrios o territorios que no tienen sus necesidades básicas cubiertas o bien que tienen un acceso a educación y salud de mala calidad, será muy improbable que tengan preocupaciones espirituales, acceso a libros, o interés por las ideas de Claudio Naranjo, Stan Grof o Krishnamurti. El ignorar u omitir estas dimensiones sociomateriales da pie para que aquellos que habitan la espiritualidad de una manera desconectada de los procesos sociales se sientan superiores y adquieran una cierta comodidad en una identidad espiritual. Tal como Marx decía que la religión es el opio del pueblo, quizá podríamos decir que la espiritualidad puede convertirse en el opio de las clases acomodadas.
2. Juicios absolutos: Los juicios absolutos van mucho más allá del ámbito espiritual, y tienen que ver con (i) identificarse de manera absoluta con ciertas creencias o juicios, (ii) negarse el cuestionamiento de esas creencias; (iii) negar las creencias que son incompatibles con ellas y eventualmente responder a ellas con hostilidad. Por ejemplo, Dennis Mckenna argumenta que lo atractivo de las sustancias psicodélicas (como los hongos mágicos o el LSD) es que te entregan un acceso directo a lo divino o lo espiritual, sin necesidad de estar mediado por un tercero, ya sea una religión, un cura o un chamán. El gran peligro de esto es que uno puede llegar a la percepción de que está alcanzando de manera directa verdades absolutas o revelaciones directas. Si, por ejemplo, creo haber tenido una revelación directa de que soy el 'elegido' o la reencarnación de Jesús o del Buda, esto puede crear una fuerte sensación de identificación psicológica, un ego espiritual.
Alguien en la web aseguraba que "la peor clase de ego es el ego espiritual", pues las creencias e identificaciones de tipo espiritual seguramente son aquellas más difíciles de cuestionar, pues no tienen un asidero material contra el cual contrastarlas. Si uno cree firmemente haber alcanzado la 'iluminación' o el 'despertar' luego de una experiencia completamente individual, ¿qué clase de argumento o evidencias puede llevarlo a cuestionar o soltar esa creencia?
Esta clase de juicios absolutos muestra que siempre tenemos algún grado de responsabilidad interpretativa cuando por medio de técnicas espirituales alcanzamos 'intuiciones' o 'visiones'. La noción de un acceso directo a una 'verdad' o 'realidad' finalmente estará condicionada por cómo la interpretemos, en qué medida podamos ser críticos de esa revelación, y en qué términos la entendamos, pues eventualmente la tendremos que traducir a un lenguaje humano, con todas las limitaciones que eso implica. Por ejemplo, en experiencias psicodélicas no es del todo raro acceder a imágenes divinas o a imágenes de personajes como Jesús o el Buda, así como es común tener experiencias muy significativas e intensas [1], en que la distinción entre 'yo' y 'otro' se vuelve más líquida. En estos casos, si bien se dan las condiciones para que uno pueda reconocer una dimensión divina en el centro de su ser (hecha de amor e inmensidad, por ejemplo), esto no tiene por qué implicar definitivamente que uno es la divinidad. Alternativamente, esto puede simplemente interpretarse como un potente recordatorio de que en lo más profundo del ser existe una dimensión divina y valiosa respecto la cual es necesario realizar acciones que permitan que se despliegue en el cotidiano, lo cual es el desafío de la integración de las potencialidades y que es otro laberinto por el cual pasar.
3. Autoritarismo espiritual: Siguiendo con esta idea de 'revelaciones directas', quizá uno de los peligros más importantes a reconocer es cuando las personas comienzan a justificar una autoridad absoluta al considerarse a sí mismos portavoces de entidades espirituales, ya sean 'espíritus', 'maestros', 'ángeles', 'dioses', etc. y demandar a otros obediencia, lo cual es la receta para situaciones de manipulación, abuso sexual, entre otras. Finalmente esto termina repitiendo lo peor de las instituciones religiosas y el dogmatismo, en que por una pretensión de acceso a una verdad o un mandato absoluto, se justifican las peores atrocidades. En mi opinión, el juicio de quién posee autoridad en temas espirituales es una cuestión gradual y de matices, no de blanco o negro, y en este sentido podemos considerar una diversidad de factores para evaluar si vale la pena depositar nuestra confianza en alguien en estos temas: la experiencia práctica, el grado de reconocimiento de su comunidad, sus rasgos de personalidad, su forma de tratar, etc.
4. Una espiritualidad superficial: Otra de las trampas clásicas es lo que se tiende a conocer como 'espiritualidad superficial' que significa que la relación que uno tiene con esta dimensión espiritual se reduce a identificarse con símbolos espirituales, dioses, ángeles, seres de luz, etc. así como con un discurso asociado a conceptos clásicos de estos ámbitos (la consciencia, el despertar, Dios, la no-dualidad, el Yo superior) pero que, sin embargo, no existe ninguna práctica ni preocupación por el trabajo interior y los traumas del ser humano, en definitiva, la parte oscura y sombría a la cual tendemos a evitar enfrentar. En palabras de Carl Jung, "Ningún árbol, suele decirse, crece hasta el cielo sin que antes sus raíces alcancen el infierno.”. La metáfora cristiana que utiliza Jung -y el eje vertical que supone- es útil para notar que lo espiritual (el cielo) tiene un polo opuesto que queda oculto y es esta dimensión oscura y demoníaca (el infierno) en donde se encuentran todas las dimensiones negativas de lo humano: la codicia, la ignorancia, el sufrimiento, la confusión, etc. las cuales es necesario reconocer para no caer en una identificación superficial con lo divino y una represión de las partes negativas y dolorosas del ser, represión que termina por reforzar la polarización y disociación de nuestras distintas facetas (mirado desde una perspectiva integrativa).
5. Positivismo: El positivismo, de forma general, puede interpretarse como una estrategia de evitación de estados mentales desagradables o de pensamientos negativos. En algunos círculos del New Age, por ejemplo, toma mucha relevancia la noción del 'mentalismo' y del poder de la mente, la voluntad, la intención y los pensamientos para generar los cambios que uno desee. Variantes de esta teoría, por ejemplo, insisten en que las enfermedades son causadas por pensamientos negativos y que pueden ser sanadas por el 'poder de la mente'. Esto se trata de una inversión total del materialismo que subyace el modelo dominante de salud, el llamado paradigma biomédico, que insiste en que las enfermedades poseen un fundamento biológico-fisiológico. En vez de caer en cualquiera de estos extremos, podemos reconocer al ser humano como una unidad psicosomática y enculturada que se encuentra influenciada tanto por fenómenos materiales (la alimentación, el ejercicio) como psicológicos (la calidad de las relaciones, salud mental, etc.) como socioculturales (condiciones laborales, conflictos sociales, etc.).
Un ejemplo reciente del positivismo es aquel que se muestra en la película 'No mires arriba' (Don't look up, 2021), en la cual las emociones desagradables que implica reconocer la existencia de un cometa que se estrellará contra la Tierra (una metáfora de la crisis climática, según su director) son permanentemente reprimidas y banalizadas en un entorno de superficialidad que está masivamente orientado al entretenimiento, el cual responde a esta amenaza existencial con ironía, apatía, humor y negación. Si bien en muchos sentidos las condiciones del mundo actual son desesperanzadoras, una estrategia de escape a una burbuja espiritual individual de pensamientos positivos y conceptos que suenan bien es un consuelo falso que finalmente contribuye a que esas condiciones desesperanzadoras no sean enfrentadas y se reproduzcan.
Quizá para finalizar sea importante recordar que el resurgimiento de lo espiritual es relativamente reciente en Occidente y de alguna manera es una reacción al materialismo radical que domina nuestra cultura y su ideología asociada al cuantitativismo, el mecanicismo, el extractivismo, el reduccionismo, el capitalismo, entre otras. Por esta razón, resulta importante mantener una postura crítica respecto a esta praxis espiritual que ha comenzado a tomar forma y popularidad, con consciencia de las posturas y rigideces dogmáticas en las cuales podemos fácilmente quedar estancados, o caer presa de 'gurús' e 'iluminados' que aseguran acceder a verdades absolutas.
Notas
[1] Recordemos el estudio de Roland Griffiths donde las personas que consumieron psicodélicos declaraban que la experiencia era una de las cinco más significativas de toda su vida.
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