Inconsciente Numinoso - Rolando Toro


El inconsciente numinoso es el último tema que estoy desarrollando al final de mi vida. Con esto, hallo yo que se cierra el círculo teórico de la biodanza. Empezó la idea del inconsciente numinoso observando los programas escolares, en que la grandeza del hombre es la gran ausente, no se enseña. Los grandes seres humanos, qué se yo... Leonardo Da Vinci, Picasso, Goya, Schubert, Juan Sebastián Bach, Beethoven... Los grandes creadores de una medicina profunda, los grandes humanistas, son los ausentes de la educación. Nadie los ha oído nombrar. No sé si ustedes escucharon alguna vez en el colegio una partita de Bach o la Appassionata de Beethoven. ¡Nunca! La grandeza humana está ausente. Entonces me di cuenta que el mecanismo de la civilización es la represión de la grandeza humana.

Lo que nuestra civilización pretende es hacernos insignificantes, descartables, profanos. El niño Jesús es sagrado, pero el niño que muere de hambre en una cuneta de Bombay, es profano. La Virgen María es sagrada, pero la mujer que busca alimento en los tarros de basura para sus hijos es profana. Cristo es sagrado o sacrificado, pero los miles de hombres que han entrado en cámaras de tortura, que son despedazados en vida, son profanos. Es decir, la división entre lo sagrado y lo profano es también una disociación fatal.

Entonces empecé a buscar cuáles eran los contenidos que estaban reprimidos de la grandeza humana. Y junté muchos y fui haciendo una reducción fenomenológica. Al final quedé con que los contenidos de la grandeza humana son,

• El amor en todas sus formas, en forma de amor cósmico, de amor epifánico, de amistad, de solidaridad, de ternura, de empatía, el amor. 

• La iluminación, de la cual habló Jung, donde en el alma hay una parte sombría y una parte luminosa. Y que tenemos que aprender a conectarnos con esa parte sombría para ir produciendo la transformación, la transtasis. Entonces al final podemos ser luminosos. Pero a mí no me interesa ser un rey Sol que echa luz. La luz se necesita para poder ver a los otros, para alumbrarlos y ver y conectarse con ellos en la luz. La luz como iluminación mística de los grandes maestros es despreciable. 

• El coraje, para amar hay que tener coraje, para caminar por la vida hay que tener  coraje, para ser tú mismo y expresarte hay que tener coraje. El coraje es la capacidad para enfrentar nuestros miedos, que son los que explota nuestra civilización. Entonces tenemos miedo a todo y decimos "no, yo no soy nadie, yo soy muy humilde..." y todos dicen "ah, ese hombre es valioso". Pero en realidad los hombres son sagrados! ¡Son dioses! Nadie se imagina lo que es un ser humano, lo que es una célula conectando con otra, informándose... Nadie se imagina los mecanismos que están en nuestra visión, en nuestro dolor, en nuestro amor, ¡somos sagrados, cósmicos! Somos órganos cósmicos. Entonces hay que defender esa parte nuestra y no achicarnos.

• Y finalmente, el íntasis, que quiere decir, el modo de entrar en situación ontocosmológica, es decir, sentirse parte del universo, parte de la naturaleza y no "frente a" la naturaleza para hacer con ella lo que nos de la gana... contaminar los ríos, el mar, el aire, romper la capa de ozono; es decir, "nosotros somos dueños del planeta, hacemos lo que queremos y destruimos nuestro hábitat". Pero aquel que se siente parte de la naturaleza, es un ser ecológico, el que ama los árboles, el que ama las semillas, el que ama a los animales... 

Entonces resumí el inconsciente numinoso en esos cuatro grandes focos de crecimiento y de realización, de donde surgen las fuerzas fundamentales. Amor, iluminación, coraje y consciencia ontocosmológica. Y esto está reprimido de una manera tremenda en nuestra cultura. En las escuelas no se quiere saber de estas cosas. Yo he andado en busca de lo universal para responder quiénes somos, no quién soy yo. Y para mí, el ser humano es el que remueve y logra surgir contra la represión y hacerse activo.



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